“Conocí el policlínico y me encantó, fue amor a primera vista. Como había muchísimo trabajo por hacer, lo vi como un desafío y no dudé hacer del voluntariado, mi trabajo profesional. Había que crecer en instalaciones e incrementar las atenciones de salud para personas buenísimas que necesitan de una mano solidaria, del cariño y las prestaciones médicas del policlínico”. Así, es como M. Eugenia Santibáñez habla sobre su querido trabajo como voluntaria en la Asociación de Amigos del Policlínico El Salto (AAPES). Ella llegó al policlínico a ayudar en el área administrativa el año 2012 y a partir del 2013, es pilar fundamental de la AAPES.
El voluntariado es uno de los principales pilares que mantiene al Policlínico El Salto funcionando y la AAPES, es quien se encarga, desde noviembre del 2013, de gestionar y organizar las actividades para recaudar fondos y a todos los voluntarios que participan en estas actividades.
Las actividades que realizan durante el año son variadas. Por ejemplo desde hace dos años se realiza la Comida Solidaria con una asistencia de cerca de 500 personas, donde se hace una subasta de arte, show, captación de nuevos clientes y sorteos; también se recaudan fondos con ventas de ropa usada en algunos colegios y otras ventas en épocas especiales como Navidad. Y como algo permanente, en el policlínico se puede encargar saludos para los familiares de difuntos, novios, nacimientos y enfermos.
Ximena Baraona trabaja desde el 2014 en AAPES y nos cuenta que: “Desde que empecé, lo he tomado como si fuera un trabajo remunerado. Como tengo fe, sé que eso lo voy a recibir en la eternidad y acrecentado. Me encanta la libertad que nos dan. Acá tú puedes echar a volar la imaginación y presentar tus ideas a la Fundación de Educación y Desarrollo Social Los Lagos (FEDESO), de la cual dependemos, lo que generalmente aprueban. El equipo de trabajo, que, si bien ha costado consolidar y agrandar, es genial, cada una aporta desde su fortaleza y según sus posibilidades y eso ha generado un clima cohesionado y amigable”.
“¿Quieres un secreto para ser feliz?: date y sirve a los demás sin esperar que te lo agradezcan”, San Josemaría, Forja nº368. Esta frase, para nosotros, hace sentido. M. Eugenia Santibáñez agrega: “Soy inmensamente feliz trabajando para el policlínico. El trabajar en un ambiente de camaradería, donde todas somos amigas y vamos a ayudar con un mismo fin y por amor a Dios y a los demás, ¡vale infinitamente la pena! Se trabaja y mucho, pero te entregas y se abre un abanico: Aprendes de las otras y de su trabajo, creces en virtudes y aunque no lo esperes, también sientes el cariño y el agradecimiento de los pacientes a través de una sonrisa, un gesto, una carita de alivio”.