Llegó el verano y los niveles de radiación ultravioleta se acrecientan, al igual que las horas de exposición de las personas al sol. Inevitablemente se pasa más horas fuera del hogar, en las playas, el campo o el aire libre y para algunos, tomar sol se convierte en un panorama. Por eso, resulta imprescindible conocer cuáles son los daños de la exposición al sol y cómo prevenirlos.
Los primero que se debe tener en cuenta, es que los rayos UV son un tipo de radiación, ésta se introduce en la piel de forma invisible y puede incluso, entrar en las células y provocar la muerte de algunas de ellas. Además de producir distintos niveles de quemadura o lesiones en las capas de la piel y los ojos.
Algunos cuidados:
– No exponerse al sol sin protección de un bloqueador, especialmente en horas en que la radiación se encuentra en sus niveles más altos, entre las 10 a.m y las 15 p.m.
– Bloqueador solar con factor superior a 25.
– Utilizar ropa protectora.
– Usar gafas de sol con protección UV.
Además de proteger la piel, con las altas temperaturas es importante mantener el cuerpo hidratado, tomando en cuenta que las células y los órganos del cuerpo necesitan de agua para ejercer las funciones vitales del organismo. El sudor y estar mucho tiempo expuesto a altas temperaturas, sin hidratarse, podría generar complicaciones a la salud.
Es por eso que se recomienda tomar entre dos, a dos litros y medio de agua al día, contando el té, las sopas y los bebestibles que consumimos a lo largo del día. Sin embargo, lo más recomendable es el agua pura.
La principal recomendación, es que el salir de casa sea un acto consciente. Aplicar bloqueador solar y preparar siempre una botella de agua fría para llevar en la cartera o mochila. De esta forma tendrás un verano saludable y sin complicaciones para la piel y el organismo.