Patricia Gallardo llegó a trabajar al Policlínico El Salto como Técnico en Odontología (TONS) en octubre de 2005, exactamente hace 17 años, luego de que el doctor con el que trabajaba en aquella época tomara la vacante que había en El Salto.
Es viuda y madre de 3 hijos, cuenta que es una de las trabajadoras más antiguas del policlínico y que gracias a éste, pudo educarlos.
‘‘Soy la primera que llega todos los días a dejar el agua caliente y a prender los computadores. Me encanta hacer todo eso. Siempre digo que una de las cosas buenas que me pasaron en la vida, aparte de tener a mis hijos, es haber trabajado acá’’, aseguró.
Patricia comenta que en el policlínico se siente el cariño de la gente, desde las personas de mantención, hasta de los directivos y según ella: ‘‘se siente la preocupación por uno’’.
Además, dice que cuando llegan los pacientes se alegran de verla, incluso niños que conoció pequeños y ahora son adultos.
El año 2019, tras el ‘‘estallido social’’, Patricia renunció a su trabajo porque estaba en riesgo su seguridad y se demoraba más de 5 horas en llegar de vuelta a su casa en Puente Alto.
‘‘Cuando me fui tenía mucha pena, estaba sola en mi casa y pensaba que me moría, me corrían las lágrimas y me levantaba tarde para encontrar el día corto. Era terrible porque me encanta trabajar como asistente dental’’, comentó.
Después comenzó la pandemia y estuvo todo ese tiempo sin trabajo, sin embargo, cuando se estabilizó un poco la situación, en el policlínico estaban buscando una TONS y una doctora que trabaja en el policlínico pidió volver a trabajar con ella.
‘‘Fui la mujer más feliz del mundo cuando me llamaron para que volviera. El año pasado comencé a trabajar en algunos turnos y de a poquito me fui quedando, ahora estoy a turno completo en el edificio nuevo del policlínico’’, expresó.
Patricia dice que adora su trabajo y asegura que: ‘‘La gente es muy buena y humana en el policlínico, ellos entendían que yo necesitaba mi trabajo y la directora Paula Leiva me dice que cualquier cosa, me vaya antes’’.
Con 70 años recién cumplidos, cuenta que su relación con los otros trabajadores es muy buena y se alegra al expresar que: ‘‘si hacen algo siempre me toman en cuenta y eso para mí es muy importante ya que nunca me dejan de lado por ser una persona mayor’’.
‘‘Lo único que tengo para el policlínico es agradecimiento, porque acá se vive lo que no sucede en ninguna parte, el ambiente es muy bueno e ideal para trabajar por la cordialidad de todos, sobre todo para las personas mayores como yo’’, manifestó.
‘‘Ya no me voy hasta que me digan que me tengo que ir, porque nunca más voy a renunciar. El día de mañana me gustaría que me recuerden con cariño, siempre trato de enseñar lo que sé para que las personas que llegan aprendan, así como a mí también me enseñaron’’, concluyó.