Los peligros de la autoprescricpión

¿Quién no se ha tomado un paracetamol para un dolor de cabeza? Todos lo hemos hecho. A esto se le llama automedicación, sin embargo, el panorama es muy distinto cuando hablamos de autoprescripción.

 La doctora Pilar Rojas, psiquiatra del Policlínico El Salto, explica la distinción que existe entre el término automedicación y autoprescripción: “La automedicación se ha definido internacionalmente como el uso de medicamentos específicamente autorizados para su venta sin receta médica. Estos sirven para la prevención, alivio o tratamiento de síntomas y problemas comunes de la salud”.

Esto quiere decir, que la automedicación hace referencia a todos los padecimientos que pueden ser reconocidos y tratados por los pacientes. “En la automedicación, la persona reconoce una situación manejable y conscientemente puede adquirir y utilizar un medicamento de venta libre”, señaló la psiquiatra.

Por otro lado, la doctora Rojas explica cuál es la diferencia con la autoprescripción: “Representa la adquisición de un medicamento bajo receta, sin la correspondiente indicación del médico para adquirirlo. La utilización de medicamentos sin receta médica no forma parte de la automedicación responsable”.

La autoprescripción implica un riesgo para la salud del paciente, ya que este tipo de medicamentos bajo receta médica, normalmente están destinados a tratar patologías más complejas o crónicas, las cuales requieren supervisión médica.

“Entre los múltiples riesgos que se exponen los pacientes podemos mencionar la aparente recuperación de los síntomas, pero se trata de una falsa mejoría de la enfermedad. En la mayoría de los casos, al no ser dado por el especialista, se abordan los síntomas y no la enfermedad de base”, agrega.

Otro riesgo asociado a la autoprescripción, son la aparición de efectos adversos, el uso indiscriminado por un tiempo no adecuado, la prolongación o agravamiento de la enfermedad, la resistencia a los medicamentos utilizados y en el caso de ansiolíticos, la tolerancia y dependencia de los componentes químicos, es decir, adicción.

La profesional en salud mental asegura que los fármacos que mayormente se autoprescriben los pacientes, son los que tratan los trastornos de ansiedad y trastornos del sueño.

La doctora entrega información sobre cómo se debe abordar correctamente este tipo de situaciones. “Siempre que haya aparición de síntomas en un paciente, ya sea gatillado o no por eventos vitales determinados, el paciente debe consultar con el médico general que trabaje en el consultorio, en el área de salud mental o bien con el especialista en salud mental (médico psiquiatra). Cualquier síntoma que afecte en el nivel de funcionamiento previo, ya sea social, familiar o laboral, debería ser suficiente como para que el paciente consulte. Estos síntomas pueden ser desánimo, angustia, insomnio, alteración del apetito, del sueño o bien de la capacidad de rendir”.

Así es que ya sabes, la automedicación puede mejorar tu malestar puntual pero la autoprescripción puede dañar tu organismo para siempre.