Gladys Tapia es recepcionista y secretaria del Policlínico El Salto hace cinco años y medio. Le gusta su trabajo y considera que es un lugar especial para trabajar por la relación que hay con los pacientes. Le hicimos algunas preguntas…
¿Por qué te gusta trabajar aquí?
Por la gente que viene… Me gusta atender público, me gusta lo que hago, solucionarle de alguna forma los problemas a la gente, me gusta ayudar a la gente. Esa es la verdad de las cosas.
¿Qué relación se da con los pacientes?
Uno aunque no lo quiera, crea un vínculo con las personas. Yo siempre digo, el sólo hecho de que el paciente venga ingresando y uno lo llame por el nombre, la percepción es otra. Saben que ellos no son una persona más, sino que uno se preocupa de ellos… Cuando uno los reconoce por teléfono o personalmente por el nombre, para ellos ya significa mucho.
Yo he sacado una conclusión acá, depende como uno trate al paciente, cómo a uno lo van a tratar. Hay gente que viene enferma, por lo que su forma de tratarnos no va a ser la más adecuada, pero si yo empiezo a revertir esa situación, a tratarlos bien, es increíble cómo después la forma de llegar a uno es otra. A veces nos traen cosas porque ellos sienten que aquí los atienden bien. Ellos saben que aquí no son un número más, si no que uno se preocupa de la persona, aunque no sea un paciente habitual. Y si uno los trata bien, se van tornando habituales y son ellos mismos los que van trayendo a otras personas. Uno siempre les pregunta cómo supieron del Policlínico y ellos cuentan que les han dicho que aquí los atendían muy bien y cuando se van, muchas veces, agradecen por eso.
¿Qué llamado haría usted a los pacientes?
Lo que me gustaría pedirle a los pacientes es que nos ayuden a cuidar el lugar donde nosotros trabajamos porque eso le sirve a todas las personas de acá, no sólo a la gente de la zona. Los costos son bajos… Mucha gente que se atiende en consultorios tiene a veces que estar a las cinco de la mañana para lograr un número y sin embargo acá saben que vienen, agendan una hora y es cómodo. A veces hacen un esfuerzo de pagar un bono, pero prefieren atenderse acá, que los atendemos bien. Es eso lo que a ellos les gusta y a mi también. Por eso, a mi me gusta estar donde las papas queman, aquí en recepción.