La obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI y en el mundo entero. Esta situación es grave por sus implicancias presentes, pero especialmente por las consecuencias futuras en las principales enfermedades que nos afectan, como son la diabetes, cáncer, enfermedades cardiovasculares, osteoarticulares y degenerativas. Además, se ha comprobado que la obesidad infantil impacta en el rendimiento escolar y la salud mental de los estudiantes.
Chile actualmente se encuentra en el 6° lugar mundial en obesidad infantil y en el primer puesto en América Latina. Así lo demostró un estudio publicado en la revista del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), en el que advierte que en Chile el 70% de los niños va a ser obeso en el corto plazo.
El 80% de los niños obesos continuarán siéndolo cuando lleguen a adultos si no se adoptan las medidas oportunas por parte de padres, profesores y familiares. Después del período de vacaciones en los que el cambio de rutina afecta en gran parte la alimentación, queremos motivarlos a partir el año escolar tomando algunas medidas e intentar cambiar hábitos que nos permitan tener una vida sana:
– Adoptar hábitos alimenticios saludables: una dieta equilibrada es la base de una buena alimentación. Los padres somos los encargados de inculcar en los niños una correcta alimentación y para esto es fundamental que seamos nosotros los primeros en hacer estos cambios de hábitos, evitando el consumo excesivo de productos altos en carbohidratos y azúcar (como bebidas, chocolates, papas fritas, etc.) y aumentando el de frutas y verduras.
– Realizar actividad física: el ejercicio, junto con una dieta equilibrada, es clave para evitar la obesidad infantil. Los expertos recomiendan al menos 15 minutos de actividad física moderada o intensa para mantener alejado el sobrepeso.
– Evitar el sedentarismo: ya sabemos que la inactividad predispone al sobrepeso. La televisión tiene gran incidencia en los malos hábitos de alimentación en los niños y es una de las grandes enemigas de la obesidad infantil. Se aconseja que los niños no permanezcan más de 2 horas al día frente a la televisión o el computador y en lo posible evitar comer viendo televisión.
– Predicar con el ejemplo: es necesario cambiar nuestros propios hábitos para tener hijos más sanos. Si los niños nos ven inactivos y alimentándonos de forma incorrecta, no estamos dando un buen modelo en el que reflejarse. Hacer ejercicio en familia es algo muy aconsejable que además contribuye a la unión familiar.
– Compartir la mesa familiar: algunas investigaciones indican que los niños que comen con los padres consumen alimentos más sanos. Es importante compartir la mesa con los hijos al menos una vez al día, tanto para controlar lo que comen como para hacer de la hora de la comida un momento agradable y relajado.
– Consulta con el Pediatra: para ayudar a lograr estos objetivos es fundamental efectuar un control sano con el pediatra al menos una vez al año. Esto permite estar atento y verificar el desarrollo general de nuestros hijos detectando a tiempo los factores de riesgo.
Es así como, tomando alguno de estos consejos como parte de nuestra rutina, estaremos aportando al bienestar de nuestra familia sin que sea necesario prohibir del todo el consumo de dulces o bebidas azucaradas porque en su justa medida no son perjudiciales y no poder comerlos, puede generar una ansiedad desbordante en los niños y rechazo por otros alimentos.
¡Te animamos a partir el año con nuevos hábitos!